1. No responder lo que pregunta el entrevistador. Evadir la respuesta o dar vueltas en una idea sin concretar muestra inseguridad o desconocimiento.
2. Decir mentiras, dar respuestas falsas por mostrar sabiduría o experiencia, podrían llevar al postulante a asumir cargos en donde no cuenta con los conocimientos ni las competencias esperadas.
3. Hablar mal de otras compañías o exjefes. Se debe tener cuidado al contar motivos de retiro o experiencias pasadas y buscar ser prudente para dar a conocer situaciones difíciles en otras empresas.
4. Ser demasiado informal, o decir groserías en una entrevista. A veces el ambiente de una entrevista genera mucha confianza, por lo que el candidato bajo esa premisa baja la ansiedad y utiliza lenguaje inadecuado o coloquial.
5. Mendigar por trabajo: “Les ruego mucho que me den la oportunidad, tengo bastantes necesidades”. Frases de ese tipo no son acertadas.
6. No tener identificadas las áreas de mejora o defectos. Es importante no caer en las típicas respuestas: “soy perfeccionista”, “soy un poco acelerado”, entre otras.
7. Presumir: “Soy el mejor en mi área”. Nada de eso juega al favor del candidato.
8. Hablar en primera persona cuando se relatan los logros en trabajos anteriores: “Logré concretar la ejecución del proyecto a cabalidad”, por ejemplo, sería una afirmación que habla poco sobre el reconocimiento a los compañeros y el trabajo en equipo.
9. Adelantarse a preguntar asuntos relacionados con salarios y beneficios sin permitir que sea el entrevistador quien toque ese tema: “¿Cuánto pagan?”. En este caso es mejor esperar.
10. Mostrarse atrevido o muy galante con él o la entrevistadora: “¿te puedo invitar a un café al terminar la entrevista?”. No se le ocurra jamás hacer este tipo de comentarios.